Bogotá está en sintonía con el llamado que hizo la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través de la Conferencia Internacional del Trabajo en su versión 112, que se adelantó hace menos de un mes en Ginebra (Suiza), en la que advirtió sobre la necesidad de repensar la distribución social del cuidado, pues la distribución de los trabajos de cuidado está haciendo que la brecha entre hombres y mujeres se dibuje cada vez más como un abismo.
Como es bien sabido las cargas del cuidado han recaído sobre las mujeres, hecho que ha dificultado su inclusión económica y su participación efectiva en el mercado de trabajo, intensificando así las desigualdades de género en el mundo laboral y prestacional.
Adicionalmente, las personas cuidadoras no remuneradas satisfacen la gran mayoría de las necesidades de cuidado en todo el mundo, aportando una contribución vital a las economías de los países y al bienestar individual y social, pero su trabajo sigue siendo mayormente invisible y no reconocido.
Entre 1997 y 2012 la brecha de género en el tiempo dedicado a la prestación de cuidados no remunerada disminuyó en 7 minutos (al pasar de 1 hora y 49 minutos a 1 hora y 42 minutos) en los 23 países que cuentan con series cronológicas de datos. A este ritmo, indicó con preocupación la OIT, cerrar la brecha de género observada en la prestación de cuidados no remunerada en estos países llevará 210 años.
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Bogotá ha respondido a la petición de la OIT con la consolidación de un Sistema de Cuidado que, entre el 1 de marzo de 2021 y el 30 de abril de 2024 les ha brindado servicios a 711.192 mujeres y sus familiares a través de 4.099.759 atenciones. Y a 711.192 mujeres les ha aportado liberando tiempo que han dedicado a su propia realización personal y autocuidado.
No obstante, la ‘R’ de la necesaria redistribución de los trabajos del cuidado entre hombres y mujeres es la ‘R’ en la que nuestra ciudad está más rezagada, razón por la cual la Alcaldía de Carlos Fernando Galán tomó la decisión de reforzar, durante este cuatrienio, el componente clave de transformación cultural para equiparar la cancha.
En el 2018 un total de 606 millones de mujeres en edad de trabajar no estaban disponibles para el trabajo o no estaban en búsqueda de empleo porque desempeñar trabajos de cuidado no remunerados. Para el mismo año solo 41 millones de hombres, comparativamente, estaban inactivos por la misma razón.
En otras palabras, las mujeres realizan el 76,2% de todo el trabajo de cuidados no remunerado, dedicándole 3,2 veces más tiempo que los hombres, y no sobra aclarar que ningún país del mundo registra una prestación de cuidados no remunerada igualitaria entre hombres y mujeres. De hecho, en todas las regiones del mundo, las mujeres dedican más tiempo al trabajo de cuidados no remunerado que sus homólogos masculinos, desde 1,7 veces más en las Américas hasta 4,7 veces más en los Estados árabes.
Aterrizando estas cifras en el plano de la productividad, con relación al uso del tiempo, estimaciones basadas en datos de encuestas en 64 países (que representan el 66,9 por ciento de la población mundial en edad de trabajar) evidenciaron que cada día se dedican 16.400 millones de horas al trabajo de cuidado no remunerado. Esto corresponde a 2.000 millones de personas trabajando ocho horas al día sin recibir una remuneración a cambio, y si estos servicios se valoraran sobre la base de un salario mínimo horario, representarían el 9 por ciento del PIB mundial.
Y en el contexto del informe que nació hace algunos días en Ginebra (Suiza) en la capital colombiana 3 de cada 10 mujeres (1,2 millones de mujeres) tienen como actividad principal los trabajos domésticos y de cuidado no remunerado, desempeñándolo más de 6 horas al día y sin ningún ingreso adicional. De ellas, el 70% tiene como máximo nivel educativo el bachillerato; el 90% vive en hogares 1, 2 y 3; otro 21% tiene enfermedades crónicas diagnosticadas y el 33% no tiene tiempo disponible para el autocuidado.
La pobreza de tiempo y los altísimos costos en materia de autonomía económica, participación política y violencia de género derivado de este desequilibrio en la provisión de los cuidados, fue lo que llevó a que se consolidará el Sistema de Cuidado con sus 23 Manzanas del Cuidado, modelo que la OIT hoy está invitando a replicar.
¡En Bogotá, cuidamos a las que nos cuidan!